"¡Qué cosa tan extraña son los presentimientos! -escribió Charlotte Brontë-. Ellos, como las simpatías espontáneas y los signos que se hallan en todas las cosas, constituyen un misterio del cual la humanidad no ha encontrado la clave".
Nada más apropiado que esta cita para aludir a las 8 historias que nos cuenta Maud Daverio Cox en este prodigioso libro. (Nada es casual: el 8 es el numero que representa el Infinito). Uno cree conocer a las personas por lo que parecen ser y por lo que nos comunican. Como muchos, yo creía conocerla a Maud: una mujer lúcida, sagaz, audaz, fuerte, culta, amante del Arte, interesada en la Polítca, la esposa de un periodista valiente (Bob), gran madre y abuela, militante de una inteligencia privilegiada, analítica, dueña de un humor sarcástico y con un gran coraz+on. Pero hay otra faceta de Maud, fascinante y acaso desconocida: Sus experiencias misteriosas, enigmáticas, que nos esta revelando en estas páginas y que parecen provenir de otras dimensiones. Solo una fina sensibilidad y un espíritu alerta pueden advertir hechos como estos, donde vive aquello que Carl Jung llamaba sincronía. ¿Qué es la sincronicidad? La aparición simultánea de hechos que no están vinculados por una relación causa-efecto, sino por un significado oculto. Esos hechos pueden expresarse de una manera real o simbólica y cuando uno no sabe como explicarlos, los atribuye al azar o a la casualidad. Personalmente considero que es un privilegio que a una observadora perceptiva y memoriosa como Maud se le hayan revelado. Cuando, ademas, ella lo va relatando como lo hace aquí, con suspenso y sapiencia de notable escritora, solo cabe el aplauso. Alina Diaconu