Nadie dice todo. Nadie dice nada.
Lo deseable es decir poquísimo.
Callar no es lo más radical.
Callar es como raparse la cabeza:
el pelo vuelve a crecer.
Pero decir poquísimo, decir lo mínimo
que uno puede decir,
es lo que nos permite decir algo.
(Disculpe, ¿es aquí la tabaquería? 13)