«Fito Páez en La puta diabla utiliza todos los recursos a su alcance (novela epistolar, poesía dramática, comedia) para construir una lengua compleja e intensa, siempre supeditada a la acción. La segunda parte se ubica en un tiempo futuro donde la ciudad fue prácticamente destruida, y ahí la novela adquiere su redención. Félix vive marcado por la pérdida de su madre en los primeros meses de vida. Fito Páez cuenta una historia que concluye y uno siente lo mismo que que en el final de una gran película: hay algo que no se sabe si termina bien pero termina, para dejar al héroe en las puertas de la vida. Porque conoce y le ha cantado a la religión de su tiempo: a la modernidad de una ciudad que se alza en simultáneo con las mitologías de los viejos mundos que esa misma modernidad entierra».
Martín Rodríguez
272 páginas.