| 1 cuota de $15.000 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $15.000 |
| 2 cuotas de $8.961,75 | Total $17.923,50 | |
| 3 cuotas de $6.222,50 | Total $18.667,50 | |
| 6 cuotas de $3.547,75 | Total $21.286,50 | |
| 9 cuotas de $2.638,33 | Total $23.745 | |
| 12 cuotas de $2.220 | Total $26.640 |
| 1 cuota de $15.000 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $15.000 |
| 3 cuotas de $5.394 | Total $16.182 | |
| 6 cuotas de $2.902 | Total $17.412 | |
| 9 cuotas de $2.080,83 | Total $18.727,50 | |
| 12 cuotas de $1.677,75 | Total $20.133 | |
| 18 cuotas de $1.970 | Total $35.460 |
| 6 cuotas de $3.405,50 | Total $20.433 | |
| 12 cuotas de $2.263,75 | Total $27.165 |
| 1 cuota de $15.000 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $15.000 |
| 3 cuotas de $5.000 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $15.000 |
| 3 cuotas de $5.663,50 | Total $16.990,50 |
| 3 cuotas de $6.064 | Total $18.192 | |
| 6 cuotas de $3.493,25 | Total $20.959,50 |
| 6 cuotas de $3.189,75 | Total $19.138,50 |
| 9 cuotas de $2.774,50 | Total $24.970,50 | |
| 12 cuotas de $2.422,50 | Total $29.070 |
| 9 cuotas de $3.085,33 | Total $27.768 | |
| 12 cuotas de $2.781,12 | Total $33.373,50 |
El primer poema que leí de Stuart Ross fue “Feliz”. Pensé: una persona que puede decir tanto sobre el asunto en tan pocas palabras es alguien a quien querría conocer. Más adelante, de hecho, nos conocimos, fue a través de una amiga en común, y lo que siguió fue un intercambio de libros y cuentos y poemas. Algunos de ellos eran de Stuart. Los leí, y pensé: ojalá mis amigos que no leen en inglés pudieran también leerlos. Entonces elegí los que más me gustaban y los Socios Fundadores acordaron en que sería un buen libro. Viéndolos todos juntos, entiendo qué es lo que me encanta de la poesía de Stuart: los atisbos de la torpeza, la tensión, la comicidad y la tristeza con que nos relacionamos los unos con los otros.
Sarah Moses
Mi amistad con Sarah es similar a la de ella con Stuart; se cimentó sobre libros, traducciones y lecturas cruzadas. Estos poemas, que me fue pasando sueltos y de a poco, fueron parte de ese intercambio. Cuando me propuso traducirlos con ella, nos abocamos a la tarea con la misma lentitud: uno por vez, uno por mes, deteniéndonos en ciertas palabras como entomólogos, demorándonos en debates poco pragmáticos. Supongo que fueron los propios textos los que impusieron su tiempo: un tiempo como de mirar por la ventana e imaginar la nieve, tiempo de fruncir un poco el ceño e intentar nombrar una sensación difusa mientras se enfría el té.
Tomás Downey
