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Descripción

Obras en tapa: S/t. Tinta sobre papel, 2019 y 2017 

Esta edición doble faz contiene los libros Mark en el espacio, publicado por primera vez por editorial Huesos de Jibia en 2007 y agotado ese mismo año, y Día tras día, que tuvo una primera edición en 2009 por Colección Chapita y una segunda edición aumentada, en formato plaqueta, por Neutrinos en 2014.
En sus respectivas primeras páginas, Ana Inés López, por un lado, y Miguel Ángel Petrecca, por otro, dan la bienvenida a lxs lectorxs, con la complicidad y la sana envidia de quien está por encontrarse por primera vez con estos poemas o por redescubrirlos.
Petrecca considera que la brevedad de Día tras día, que “apenas alcanza para armar una plaqueta”, “no le impide ser uno de los mejores libros de poesía de los últimos años”; Ana Inés afirma que Mark en el espacio “es una joya única y particular de la poesía argentina del nuevo milenio y somos muches a los que nos alegra que se reedite después de trece años”. En esta edición podemos asistir a la confrontación o la complementariedad de por lo menos dos momentos de una obra desperdigada, en la que un libro se respalda en otro.

 


De Mark en el espacio, serie homónima:

I

Si en medio de la noche se dispersa el humo
y en la cama hay bichos bolita
o en el sueño arañas, si encendés la luz
y todas las habitaciones de la nave permanecen oscuras
el incendio puede pasar desapercibido
en la luz de otros fuegos
porque en el sueño hubo bichos y en la cama arañas
y muchas veces encendiste la luz y todo permaneció oscuro
pero nunca algo en tu habitación ardió
entonces te desplomás como un fruto maduro sobre la cama
sumido en vaya a saber qué sueño sordo
y un poema increíble comienza a crecerte en el pelo
se enreda cubriéndote por completo el cuerpo
y de pronto se hace el día y otra vez la noche
y luego el día y la noche sucesivamente, sin pausas
te ves como un astronauta espiando por la escotilla
la mirada fija en nada ¿quién otro ibas a ser?
¿el hombre araña? ¿la chica de la boletería?
fruncís el ceño, torcés los ojos y te das cuenta:
la alegría es una cosa extraña
en tu paseo por el espacio le escribís a tu amante
que continuás sintiéndote terriblemente solo.

 

De Mark en el espacio, serie “Escritos por la anécdota”:

I

Es posible que esta noche tome vino
uno nunca sabe, puede venir una ola y taparnos a todos
aun estando lejos de la costa
el agua puede llevarnos junto a los demás sedimentos
y devolvernos a una playa (en la que nunca hemos tomado sol)
entonces deberemos aprender nuevamente
cómo lucir un cuerpo dorado
después de una tormenta las calles no pueden ser lo que eran
ni una forma en la arena consigue recuperar su diseño
cerca de la orilla, donde además de ser precisa el agua es inevitable.

 

De Día tras día:

Roberto

Soy muy joven para morir de angustia
ya tendrías que haber arreglado el refrigerador
que te llevaste de mi casa hace algunas semanas
un dolor comenzó a estrujarme el alma
por las noches, cuando intento el sueño
mi heladera a punto de morir
me persigue rengueando por la habitación
cuando venía a visitarte pasé por la casa
donde Leonardo solía vivir antes de mudarse a España
su padre me dijo que él y su esposa
se habían marchado ayer
algo muy importante ha quedado sin ser dicho
deberías comprender, estoy sufriendo
me sentiría más aliviada si ya la tuviera conmigo
sé que tu socio se fue de vacaciones
estás solo y sin la camioneta
las cosas se han puesto difíciles, este asunto
se vuelve cada vez más importante
supongo que no hay manera de que me traigan
el aparato en los próximos días
los que me rondan rumorean
y yo sospecho que es totalmente cierto
que como no le encontrás arreglo
la abandonaste sin remordimiento
junto a otras chatarras descompuestas
soy una persona sensible, es verdad
me había encariñado con aquella cosa blanca,
resplandeciente, que me vendiste en octubre
pero estuve pensando y tal vez
deberías darme otra heladera
esa que me mostraste de color marrón y congelador
de ser así tendríamos que hablar
del reintegro en dinero que me harías
porque la otra tenía freezer.
Roberto, esto no solo me quita el sueño
también deteriora mi salud
no me mires de esa forma
y comprendé por qué un sábado por la tarde
encendí una vela perfumada
y me recosté para ver cómo el sol
desaparecía entre los edificios de enfrente
pensaba: esta es la primera gran pérdida
que sufro desde que me mudé
la vida en el departamento no es complicada
ordeno las mismas cosas día tras día
todo lo que hay adentro de mi casa
tiene algo que ver conmigo y con el ambiente
pero desde que dejaste alojado en la cocina
aquel armatoste ocre, despintado
algo luce verdaderamente mal
reconozco que tuviste un lindo gesto
aquello que sentí como un premio consuelo
me ayudó a pasar lo peor del verano
al menos pude conservar el agua fresca
pero ya no puedo verla, mis ojos la esquivan
como si ella cargara con la culpa, además
me recuerda que para trabajar sos bastante lento
son las siete, supongo por tu seña
que ya querés bajar la persiana
yo también debo partir
unas amigas me esperan para ver un video
sería tan feliz si aparecieses por mi casa
casi como si no te esperase me darías una sorpresa
al traerme algo blanco, brillante, otra vez resplandeciente.

 


Mariana Suozzo nació en San Justo, provincia de Buenos Aires, en 1982. Es sommelier y poeta. Actualmente vive en Ramos Mejía. Publicó los libros Mark en el Espacio (2007), Día tras día (2009; 2014) y Cuando la forma del día desvanece (2016).