1 cuota de $23.900 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $23.900 |
3 cuotas de $7.966,67 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $23.900 |
3 cuotas de $8.524,33 | Total $25.573 |
3 cuotas de $8.593,64 | Total $25.780,93 | |
6 cuotas de $4.623,85 | Total $27.743,12 | |
3 cuotas de $9.732,88 | Total $29.198,63 | |
6 cuotas de $5.613,31 | Total $33.679,88 | |
9 cuotas de $4.511,52 | Total $40.603,71 | |
12 cuotas de $3.952,46 | Total $47.429,55 |
6 cuotas de $4.550,96 | Total $27.305,75 |
3 cuotas de $9.521,76 | Total $28.565,28 | |
6 cuotas de $5.428,49 | Total $32.570,92 |
9 cuotas de $4.168,96 | Total $37.520,61 | |
12 cuotas de $3.606,11 | Total $43.273,34 |
1 cuota de $23.900 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $23.900 |
3 cuotas de $8.594,44 | Total $25.783,32 | |
6 cuotas de $4.623,85 | Total $27.743,12 | |
9 cuotas de $3.315,46 | Total $29.839,15 | |
12 cuotas de $2.673,22 | Total $32.078,58 | |
18 cuotas de $3.138,87 | Total $56.499,60 |
6 cuotas de $5.426,10 | Total $32.556,58 | |
12 cuotas de $3.606,91 | Total $43.282,90 |
1 cuota de $23.900 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $23.900 |
2 cuotas de $13.798,67 | Total $27.597,33 | |
3 cuotas de $9.409,43 | Total $28.228,29 | |
6 cuotas de $5.130,93 | Total $30.785,59 | |
9 cuotas de $3.706,89 | Total $33.362,01 | |
12 cuotas de $3.004,03 | Total $36.048,37 |
Una mujer se sienta en el terreno en el que construirá, con sus propias manos, una casa. Su mirada viaja por cada uno de los elementos que hay a su alrededor. Observa el lugar y los mínimos cambios que se producen durante las horas de esta meditación contemplativa. Es el paso del tiempo el que empieza a darle forma a su sueño.
En esa acción de Sara, la protagonista de uno de los cuentos de este libro, podría sintetizarse también cierta metáfora de la escritura de Kamiya: la del tiempo como una suerte de catalizador que posibilita o modifica las reacciones o los cambios de las personas y las cosas. La escritora, como Sara, contempla. En algunos relatos, con filosofía casi objetivista, parecería que las cosas fueran los verdaderos sujetos de la historia: una quinta de fin de semana es inmutable testigo de la vida de otra mujer, una flor es el destino que nombra a una niña; en otros, es el tiempo mismo el que parece asumir el rol central, haciendo una pirueta para narrar varias situaciones de muerte simultáneas, en la aporía de un koan zen, o estirándose mansamente en una conversación de dos amigas durante una espera en la vereda.