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Descripción

Estas versiones de Catulo fueron hechas a principios de los ’90, cuando Sergio Raimondi era estudiante de Letras en la Universidad Nacional del Sur, y fueron publicadas por la editorial Vox en un libro de pequeñas dimensiones inhallable desde hace más de una década. Editada ahora en conjunto entre Vox y Neutrinos, esta segunda edición de Catulito incluye, además del prólogo de entonces, de la serie de endecasílabos, del “Talo maricón” y de nuevos poemas relegados en aquella ocasión, una “Dedicatoria” en la que Raimondi plantea cómo sus lecturas de este poeta latino del siglo I a.C. estuvieron tramadas por la “ambigua” recuperación democrática en aquella universidad y en la ciudad de Bahía Blanca en particular. Es decir: se trataría de poder pensar cómo un poema sobre besos puede ser ocasión para revisar la persistencia de un ámbito reaccionario o, en fin, cómo el poeta latino Catulo puede efectivamente ser leído en relación a la etapa argentina del peronismo proscripto. Porque a diferencia de los clásicos, afirma Raimondi, las traducciones de los clásicos desafían la atemporalidad como valor.

 

1
¿A quién dar un nuevo y lindo librito
recién pulido con árida pómez?
A vos, Cornelio; porque vos solías
pensar que algo valían mis cositas
ya cuando osaste, único entre ítalos,
¡desplegar toda la historia en tres rollos
doctos, por Júpiter, y trabajados!
Aceptá este no sé qué de librito,
sea como sea, y que su patrono
lo haga vivir un siglo, o algo más.

 

3
Lloren Venus y Cupiditos, lloren
ya, todos cuantos amen la belleza.
Ha muerto el gorrioncito de mi amada,
aquel gorrión, delicias de mi amada,
al que ella quería más que a sus ojos:
porque era muy dulce y la conocía
tan bien como una nena a su madre;
no se movía nunca de su falda,
y a los saltos, por aquí, por allá,
para su única dueña piaba.
Ahora va por un lugar tenebroso
de donde, dicen, nadie puede volver.
¡Malditas sean, tinieblas malditas
del Orco que devoran lo más lindo!
Precioso gorrioncito me robaron.
¡Qué desgracia! Por vos, tonto, ahora
los ojitos de mi amada enrojecen,
un poco hinchados, de tanto llorar.

 

14
Si no te amara más que a mis ojos,
amabilísimo Calvo, por este regalo
con odio vatiniano te odiaría.
¿Qué hice? ¿Qué dije para que quieras
matarme con tantos malos poetas?
Tomen nota los dioses del cliente
que te envió esta impía antología.
Aunque si el nuevo y selecto regalo
(sospecho) es de Sula el profesor,
ah, no está mal: es bueno y alentador
que se reconozca tu gran talento.
¡Dioses, horrible y perverso librito!
Sin duda se lo mandaste a Catulo
para que muera fulminado el día
más lindo de todos: ¡en Saturnales!
No, no, de esta, vivo, no te escapás:
voy a amanecer en las librerías
para juntar de los estantes Cesios,
Aquinos, Sufenos y otros venenos
y devolverte así la gentileza.
Ah, ¿ustedes siguen aquí? ¡Fuera!
¡Saquen ya de mi casa su maldito pie,
peste del siglo, pésimos poetas!

 

25
Talo maricón, más blando que pelo de conejo,
que médula de ganso, que lóbulo de orejita,
que pija floja de viejo, que tela de araña:
voraz Talo más rapaz que turbulento huracán
al alumbrar la luna a los mujeriegos que bostezan:
ya me devolvés, ya, el manto mío que me robaste,
y mi pañuelo mío de Saetabis, y mis bordados tinios,
imbécil, que a todos mostrás como herencia de familia.
Ya despegás todo de tus uñas y me devolvés lo mío ya,
no sea que mil látigos ardiendo garabateen versitos
sobre tus costillitas de lana y tus manitas tan tiernas,
y entonces extrañamente te agites, extrañamente,
como nave pequeña sorprendida en el ancho mar
por el viento que viene
                                 girando como loco.


Sergio Raimondi nació en Bahía Blanca en 1968. Se formó en la Universidad Nacional del Sur, de la que es profesor de Literatura Contemporánea desde 2002. Fue director del Museo del Puerto de Ingeniero White y secretario de Cultura de Bahía Blanca. Publicó Poesía civil (Vox, 2001), editado también en España y Alemania. En 2007 obtuvo la beca Guggenheim por su proyecto Para un diccionario crítico de la lengua, del que se publicó un adelanto en Alemania en 2012. Tradujo también fragmentos del libro Paterson de William Carlos Williams. La primera edición de Catulito fue publicada por Vox en 1999.