Nada en la obra de John Cage es del todo lo que parece. Y este libro no es la excepción, porque se trata de un “diario” que no sigue las convenciones del género, sino que se organiza a través de un mosaico de meditaciones, citas y apuntes dispersos. Entre 1965 y 1982, años durante los cuales escribe estos textos, Cage se enfrenta a un mundo que experimenta profundas mutaciones: desde la contracultura que sacudía los cimientos de la sociedad estadounidense, hasta la descolonización de África, la China de Mao y las revoluciones tecnológicas a gran escala. Mientras la historia toma un rumbo acelerado e impredecible, el compositor y artista, a sus 53 años, se encuentra en una posición ambigua: ya no es un joven que se sienta motivado a ser protagonista, pero sí un testigo atento capaz de diagnosticar e incluso anticipar el rumbo de esta transformación. Impulsado por sus lecturas de Richard Buckminster Fuller, Marshall McLuhan, Norman O. Brown y Henry David Thoreau, y por su propia curiosidad, Cage emprende un viaje arriesgado e inmersivo por la información, entendiendo que está en presencia de un giro fundamental que no solo para el curso de las artes, sino también para nuestra comprensión de la realidad misma.